Era la madrugada del 1 de enero del 2005. Mientras el resto del país vivía la llegada de un nuevo año, en Andahuaylas la violencia se desataba. Eran cerca de las cinco de la mañana cuando los primeros reportes anunciaban la violenta toma de la comisaría de esa ciudad.
El responsable: Antauro Humala Tasso, encabezaba el grupo armado autodenominado Movimiento Etnocacerista. La noticia: “Dirigente y seguidores, con armas en mano, tomaban la comisaría de Andahuaylas, hiriendo a cinco efectivos policiales y generando en la población incertidumbre y zozobraâ€.
La atención de todos los medios de comunicación se centró en ese amargo e inaceptable acontecimiento, que enmarcó el inicio del año en el país y las portadas de toda la prensa. La aparente pasividad de Antauro Humala y su movimiento etnocacerista se tornó en violento protagonismo. Desde Lima, luego de conocer la trágica noticia, el entonces Director General de la Policía Nacional del Perú, Gral. Félix Murazzo Carrillo, inició conjuntamente con el comando policial, las coordinaciones del caso y rápidamente se empezaron a tomar las acciones pertinentes y necesarias.
Ante la gravedad de los sucesos se formuló un plan de operaciones con la finalidad de restablecer el Orden Público y brindar protección a la población en general. El Director General PNP Murazzo y su comando se trasladó al lugar de los hechos, y se hizo a cargo personalmente del comando de la zona en conflicto.
La responsabilidad era grande y demandaba considerables esfuerzos. A pesar que la situación se tornaba un tanto gris, el general Murazzo asumió por completo el compromiso de devolverle al país la seguridad y tranquilidad arrebatadas por un grupo de sediciosos que sólo ocasionaron caos y violencia.
La Toma
Antauro Humala y sus más de 150 reservistas armados, asaltaron súbita y de manera violenta la comisaría de Andahuaylas alrededor de las 4.30 de la madrugada del 01 de enero 2005. En ese primer enfrentamiento con las fuerzas del orden para ocupar el local policial, resultaron heridos efectivos policiales. Otros 18 policías cayeron como rehenes.
Al tomar la comisaría, Humala y sus huestes se apropiaron también del armamento que encontraron en el lugar: Fusiles, metralletas, escopetas, en suma, 133 armas de corto y largo alcance y 310 cacerinas en manos de los responsables que irrumpieron la tranquilidad de Andahuaylas.
Durante el transcurso del día, los humalistas portando armas y en algunos casos con uniformes o implementos policiales, salían a las calles exigiendo la renuncia del Presidente de la República y pregonando una victoria que en realidad fue su derrota
La policía logró además frustrar lo que pudo convertirse en otro ataque armado por parte de Humala y sus seguidores. Entre las 10 y 12 del medio día del mismo 01 de enero, los sediciosos intentaron tomar las comisarías aledañas de San Jerónimo y Talavera. Luego de un pequeño enfrentamiento y tras una rápida y efectiva acción policial se impidió la toma, y se logró la captura de 18 humalistas.
No sólo la comisaría permanecía tomada, también los alrededores fueron prácticamente capturados de manera ilegal por gran parte de los humalistas. El acceso no era fácil. Los llamados etnocaceristas también se habían apostado en las ventanas y azotea de la División Policial a manera de francotiradores, y en las calles, buscaban más adhesiones entre incautos jóvenes pobladores.
Acciones Adoptadas
Conocidos los hechos, el entonces Director de la PNP, general Félix Murazzo Carrillo y su Estado Mayor, planificaron desde el primer día las operaciones del contingente policial a la cual se sumaron las fuerzas especiales del Ejército Peruano a mando del General de División EP José WILLIAMS ZAPATA
El General de Policía Félix MURAZZO CARRILLO ingresando conjuntamente con la señorita representante del Ministerio Público Dra. Malpica, Antauro HUMALA TASSO y miembros de la PNP y Ejército para iniciar el diálogo para resolver el conflicto que duró hasta altas horas de la noche (03 de enero 2005).
Al lugar de los acontecimientos se desplazaron más de 800 efectivos policiales, además del personal de las Fuerzas Armadas. Entre el personal de la policía, 250 de ellos provenían de la Dirección de Operaciones Especiales y de la Sub Unidad de Acciones Tácticas, efectivos entrenados para realizar operaciones especializadas y de alto riesgo. Este equipo según el plan formulado, debía de actuar en la zona crítica si las circunstancias lo ameritaban.
Los otros 550 efectivos de diferentes dependencias PNP de Lima (DIRCOTE, DIRINCRI, DIRIN, VII REGIÓN TERRITORIAL, ESCUADRÓN VERDE, etc.) así como de otras regiones del país (ICA, AYACUCHO, CUSCO, etc.) considerando de que se tenía que restablecer-independientemente de la recuperación del local de la comisaría a cargo sólo de la DINOES y SOAT-los diferentes servicios policiales ausentes (de prevención e investigación), que de acuerdo con el plan formulado debían cumplir labor de patrullaje e inteligencia en la ciudad para mantener así el orden y la seguridad de los pobladores en las zonas aledañas; así como para asistir a los heridos y evitar la comisión de otros delitos.
Emboscada fatal
Como se recuerda, cuando los efectivos policiales se iban concentrando en Andahuaylas y cumplían el 02 de enero la labor encomendada por el Jefe del Teatro de Operaciones General PNP Aurelio HERNANI MELONI, resultaron fatalmente heridos cuatro valerosos policías tras una emboscada a manos de los violentistas, dentro de ellos, el Capitán PNP Carlos Cahuana Pacheco, el Teniente PNP Luis Alex Chávez Vásquez, el Suboficial Tco.3ª. PNP Abelardo Cerrón Carbajal y el Suboficial Tco. de 2da. PNP Ricardo Rivera Fernández mientras se encontraban realizando acciones de patrullaje a varias cuadras de distancia de la comisaría, cerca al puente sobre el río Chumbao.
Es frente a estos acontecimientos y los riesgos crecientes en la zona, que el entonces Director General PNP Félix MURAZZO CARRILLO, solicita al Presidente de la República Premier y al Ministro del Interior la autorización para viajar en la tarde del 02DIC2006 desde Lima hacia la localidad de Andahuaylas a efectos de informarse in situ de los detalles de la situación y adoptar las decisiones que correspondan.
Entre tanto, y después del sangriento episodio, Antauro Humala anunciaba deponer las armas y una posible rendición, hecho que no ocurrió ese día, pues al mediodía del 03 de enero, contrario a lo anunciado, salió de la comisaría para encabezar una marcha con cientos de sus seguidores poniéndose en alto riesgo no sólo a los reservistas, a los miembros de las FFOO, sino sobretodo a la población civil; pero esto se evitó gracias al tino y prudencia del Comando Policial.